sábado, 23 de febrero de 2013

VENEZUELA PATAS ARRIBA LA OPINION DE GLORIA CEPEDA

GLORIA CEPEDA VARGAS

Venezuela patas arriba

Héctor Malavé Mata, uno de los economistas     más respetados del país, declara el domingo 17 de febrero en extensa entrevista concedida al periódico independiente “La Razón”: “Está planteada la posibilidad de que la inflación pueda desenvolverse como un fenómeno subversivo. El país transcurre a la deriva tras las grandes averías de un Estado acéfalo y fallido. PDVSA ronda los bordes de la quiebra. Altos ingresos petroleros ya no alcanzan. Efecto de la devaluación podría ubicar la inflación entre un 30 y un 35%.”

Según voceros del gobierno, el presidente Chávez arribó a Caracas en la madrugada del lunes 18 de febrero e inmediatamente fue internado en el Hospital Militar Carlos Arvelo. Desde entonces un silencio impenetrable lo ronda   a pesar de las críticas que tan inexplicable circunstancia suscita en líderes y militantes  de oposición personificadas en el valeroso grupo de estudiantes que encadenados hasta hace dos días frente la sede de la OEA y acorralados por los efectivos de la Guardia Nacional, reclamaron al gobierno una fe de vida creíble del presidente  protestando contra la injerencia cubana en asuntos solo de la incumbencia de los  venezolanos.

No deja de ser extraño que un hombre como Chávez, conocedor del efecto que sus palabras surten en el electorado y dueño de reconocida incontinencia verbal, calle en un momento crítico para los intereses del régimen. Crecen los rumores: está muerto, yace en La Habana embalsamado por los hermanitos  Castro,  agoniza en estado vegetal, fue llevado directamente a Fuerte Tiuna, etc., etc., etc. Pocas mujeres en Venezuela son mencionadas en estos momentos como lo es la madre del caudillo; Maduro hace gala de sus limitaciones de palabra, ignorancia crasa y cerebro a media asta; Diosdado habla menos y cuando lo hace, vilipendia. Dos viejos zorros: Luis Miquilena y José Vicente Rangel, intentan pescar en río revuelto mientras las protestas de toda índole se multiplican, los artículos de primera necesidad desaparecen o escasean de manera notoria en auto mercados y farmacias, Caracas acusa un promedio de 50 muertes violentas los fines de semana, por primera vez en catorce años trascienden encarnizados enfrentamientos entre militares maduristas y cabellistas  en un ámbito  amenazante cernido como pájaro agorero sobre el desprotegido ciudadano.

No hace falta ser ducho en política o economía para preguntarse cómo un país, poseedor  de las primeras reservas conocidas de petróleo en el mundo (siete veces el Plan Marshall)  haya sido incapaz de darle al venezolano un nivel de vida  acorde con los multimillonarios ingresos que percibe. Se redujo  la pobreza  a costa de endeudamiento y déficit fiscal insostenibles. El venezolano sin recursos y de clase media baja (mayoría)  probablemente ignora qué significan inflación o producto interno bruto pero sabe con amargura y miedo, que no obstante caminar sobre un mar de oro negro, hoy le es más difícil que ayer vivir con el  respeto y la dignidad que merece.


    

UN TEXTO DE VALENCIA-CALLE


martes, 19 de febrero de 2013

La historia de un niño estúpido


LA HISTORIA 
DE UN NIÑO ESTÚPIDO PARA LAS CIENCIAS
Marco Antonio Valencia Calle

Cuando anunciaron el premio Nobel de Medicina del 2012, premio que no tiene tanta prensa como el de Literatura, ni es tan discutido como el de la Paz. En la primera rueda de prensa que ofreció el galardonado por sus investigaciones sobre la clonación, con el reconocimiento de ser una de las mentes más brillantes de nuestro tiempo, el británico Sir John Gurdon puso sobre el escritorio una nota enmarcada y guardada desde hace 64 años, donde su profesor de biología afirmaba algo así como que: “el señor Gurdon es demasiado estúpido para las ciencias”.
Pueda que hoy muchos lectores de esta columna tengan recuerdos ingratos de educadores que les quebraron los sueños en un llamado a la exigencia; pero como a Gurdon, en la mayoría de casos, los regaños de un maestro en vez de querer anular a un estudiante, buscan estimular un espíritu retándolo a demostrar la fuerza de su inteligencia. Pero muchos no lo entienden así. La mediocridad es fácil.
Por eso se aplaude la decisión del gobierno colombiano de meterse con todo para la transformación de la educación. La convocatoria a concursos de méritos para ingresar a la carrera docente con exámenes  periódicos que obligan a los maestros a leer y estudiar para ascender en su nivel académico, es lo mejor que ha pasado. Porque en la medida que tengamos maestros buenos, tendremos sociedades mejores.
Se aplaude también, entre muchísimas otras iniciativas, la aplicación de las pruebas Saber en todos los niveles de la educación. El empeño para que todas las instituciones tengan computadores y conexión a internet. La exigencia de una segunda lengua para graduarse en la universidad. La internacionalización de la educación con becas a través de Colfuturo y el Icetex. Medidas estas que si son aplicadas con rigor y compromiso, nos permitirán tener un país mejor calificado en pocos años. Hemos entendido que el desarrollo económico pasa primero por el desarrollo intelectual de los ciudadanos desde el preescolar.
David Shenk, autor del libro “El genio dentro de nosotros mismos”, logró desvirtuar la creencia de que los genios nacen predestinados por la genética. De manera científica demostró que los atributos de personalidad e inteligencia de los superdotados solo se desarrollan con la interacción social adecuada, y no es un asunto innato. Es decir, que los genes solo se activan mediante el estimulo de padres de familia interesados, y docentes capacitados para desarrollar las competencias esenciales de cada niño. El coeficiente intelectual y la mediocridad no están tallados en piedra, y los seres humanos evolucionan con profesores adecuados, que exijan el compromiso adecuado.
Necesitamos maestros que enseñen auto-disciplina, que logren motivar a sus estudiantes a esforzarse, a trabajar más duro. Si el desarrollo de la inteligencia fuera fácil, todo el mundo con ir a la escuela se convertiría en genio. Pero no, la cosa no es fácil. Por eso, ser maestro es más que dictar una clase y todo el mundo no puede ser maestro por más doctor que sea.  
Humberto Maturana dice que, de cada 30 estudiantes sentado en un aula, uno de ellos será  protagonista social, y como no se sabe cuál es, a todos hay que exigirles trabajo duro, y tratarlos con el respeto que se merecen.

lunes, 18 de febrero de 2013

LA OPINION DE MARCO ANTONIO VALENCIA EN EL FAROL


LAS PANDILLAS
MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE

La única pandilla buena que conozco es la de los boy scout. Un grupo de muchachos de la misma edad que se reúnen para aprender jugando, a disfrutar de la naturaleza y divertirse sanamente a través de ritos, ceremonias, cantos y acciones sociales positivas que ayudan a formar carácter. Una organización mundial que logra incentivar el liderazgo, la amistad y el asombro entre los jóvenes, desde hace más de cien años.
Pero las otras, las que se forman en los barrios, las que tienen nombres rimbombantes, jefes de cuatro en conducta, y se la pasan craneando maldades, no son buenas. Y no producen admiración, sino miedo.
Es para llorar cuando los papás pierden el respeto de sus hijos, y no logran que sus muchachos les hagan caso y comienzan a vivir por ellos mismos en pos de una pandilla.  Grupos barriales que se reúnen para matar el tiempo desafiando la sociedad que los ha visto crecer asumiendo todos los vicios imaginables: tabaco, alcohol, mariguana, daños a bienes públicos y privados; uso de armas, violaciones, atracos, vejaciones y atropellos…
Y es triste, muy triste ver a unas niñas de once o quince años andar a media noche con una manada de cafres vestidos de negro con cigarrillo en mano, los ojos rojos, y semiborrachas…  Y uno se pregunta, ¿dónde carajos están los papás? ¿Cómo es posible que un papá permita que sus hijos vistan así y anden por la calle como delincuentes buscando a quién hacerle el mal…? Pero ahí están. Allí pasan. En la esquina, debajo del puente, en la calle, fumando, bebiendo, embarazándose.
La vida fácil, el dinero fácil, la irreverencia grosera, el irrespeto a todo por nada, son las consignas de las pandillas.  Niños pobrecitos victimas de traquetos de barrio que los ponen a consumir drogas, de vividores de medio pelo que los manipulan de la manera más simple y tonta… y ellos allí, con sus viditas inocentes y mediocres buscando la infamia, la herida, la muerte misma.
De las pandillas salen los sicarios, las prostitutas, los proxenetas. De las pandillas nacen los ladrones, los guerrilleros, traquetos y paramilitares. Salen los miles de niños violados y la mar de jóvenes acuchillados o abaleados por disputas estúpidas.
¿Y dónde están los papás? ¿Es que no saben que sus hijos llegan oliendo a cigarrillo? ¿Es que les parece normal que sus hijos lleguen a dormir a la madrugada? ¿Es que les parece normal que a los once o trece años, sus hijos tomen trago?
Aquí, los malos son los padres incapaces. Aquí, a quien hay que castigar son a los padres permisivos. Aquí a lo que hay que meter a la cárcel es a los padres mediocres y descuidados; porque el problema de las pandillas no es culpa de los niños que “adolecen” de criterio; sino de los adultos incapaces de ofrecerle mejores alternativas de ocio, y uso del tiempo libre a sus hijos. ¿Y el gobierno?

La Opinión y el humor de Guido Enrñiquez Ruíz


Triunfo de la terquedad

Guido E. Enríquez Ruiz


Hermógenes  Cajiao tenía fama de ser el hombre más terco de Popayán. Satírico en sus escritos que firmaba “Aldeano”, exéntrico en la manera de vestir, crítico de la sociedad y amigo de vivir ajeno a la vida común y corriente que llevaban sus conciudadanos. En 1857  comenzó a desempeñarse como Secretario de la Universidad del Cauca y más tarde fue profesor en la carrera del Derecho, su profesión. No le preocupaba su vestimenta, a veces de aspecto que producía risa y una vez cuando su pariente el médico Domingo Cajiao Caldas le preguntó si no le daba pena andar con esa indumentaria Hermógenes le contestó: “para la sociedad en que vivo ando muy bien vestido”. De ideas liberales, no simpatizaba con el ultraconservador Carlos Albán Estupiñán, quien era “raquítico y feo” y así, una vez que se encontraron en la calle, Cajiao se negó a darle la acera, como era costumbre de cortesía por aquellos tiempos, y le dijo: “los cochinitos a la humedad”, a lo cual  contestó Albán: “y los alacranes a la pared”, y le dio paso. Cuando murió Cajiao, en 1904, Guillermo Valencia habló en el cementerio exaltando su inteligencia, su labor y su prestigio ganado hasta en el orden nacional. Estando ya para morir su familia le recordó que debía recibir los sacramentos,  como era entonces costumbre. “Que me traigan al padre Falla” (Alcides Falla, canónigo de la Catedral). Urgentemente se buscó al mencionado sacerdote pero no se encontró quizás por no hallarse en esos días en la ciudad. Con la terquedad que lo caracterizaba,  Cajiao insistió en que fuera el padre Falla. Su familia, in extremis, buscó al padre Berlamino Mercado. (Administrador del Cementerio), pero el moribundo dijo que si no era con el que había dicho no recibía los sacramentos ni se confesaba. Le dijeron entonces que si no lo hacía no se podía enterrar en el cementerio católico; a lo que respondió Cajiao “no me enterrarán, pero me les meto”, y murió. Fue enterrado en lugar exterior al cementerio católico junto al muro que daba al panteón bendecido por la Iglesia. Al año siguiente, precisamente el Presbítero Mercado hubo de ampliar el cementerio corriendo el límite unos dos metros,  y … se les metió.  

domingo, 17 de febrero de 2013

La opinión de Hermes Angel Palomino en el Farol


Adaptado por Hermes Ferney Ángel Palomino del discurso pronunciado por Thomas C. Douglas en el parlamento canadiense.

Ratolandia
Tierra de ratones

Esta es la historia de un lugar llamado Ratolandia. Ratolandia era un lugar donde todos los ratoncitos vivían y jugaban, donde nacían y morían y ellos vivían de la misma manera que tú y yo lo hacemos, incluso tenían un parlamento y cada cuatro años tenían una elección, caminaban rumbo a las urnas y votaban, algunos incluso obtenían transporte gratis ese día a los sitios de votación, pero ese aventón lo recibían solo cada cuatro años, para decir la verdad, tal como nosotros. Y cada día de elecciones todos los ratoncitos acostumbraban a ir a las urnas y elegían un gobierno, un gobierno formado por enormes y gordos gatos negros.
Ahora, si piensas que es extraño que ratones elijan un gobierno de gatos solo mira la historia de Colombia en los últimos 200 años y entonces verás que ellos no son más estúpidos que nosotros, no estoy diciendo nada en contra de los gatos, ellos eran buenos compañeros, ellos conducían su gobierno con dignidad, decretaban buenas leyes, es decir, leyes que eran buenas para los gatos, pero estas leyes que eran buenas para los gatos, no eran nada buenas para los ratones, una de las leyes decía que la entrada a la ratonera tenía que ser tan grande como para que un gato pudiera meter su pata en ella, otra ley decía, que los ratones solo podían moverse a ciertas velocidades para que el gato consiguiera desayuno sin mucho esfuerzo físico, todas estas leyes eran buenas para los gatos, pero eran bastante duras para los ratones y cuando los ratones vieron la situación más y más difícil, cuando los ratones no pudieron aguantar más, decidieron que había que hacer algo al respecto, entonces fueron en masa a las urnas y votaron contra los gatos negros y eligieron gatos blancos.
Los gatos blancos habían montado una genial campaña, dijeron, todo lo que necesita ratolandia es más visión, habían dicho. “El problema con ratolandia son las entradas redondas a las ratoneras, si Ustedes nos eligen estableceremos entradas cuadradas a las ratoneras”, y lo cumplieron y las entradas cuadradas fueron el doble del tamaño de las redondas y ahora los gatos podían meter sus dos patas y la vida se tornó más dura que nunca y cuando no pudieron soportarlo más votaron contra los gatos blancos y pusieron a los gatos negros de nuevo para luego regresar a los gatos blancos y de ahí otra vez a los negros, incluso colocaron gatos mitad blancos mitad negros y lo llamaron coalición, incluso intentaron un gobierno hecho de gatos con manchas, eran gatos que intentaban chillar como ratones pero que comían como gatos.

Como podrán ver, mis amigos, el problema no estaba en el color de los gatos, el problema estaba en que eran GATOS y porque eran gatos, ellos naturalmente actuaban en favor de los intereses de los gatos y no de los ratones, finalmente llegó desde lejos un ratoncito quien tuvo una idea. Y entonces lo presentaron: “Mis amigos, estén atentos al humilde compañero que tiene una idea” y el ratoncito les dijo a los otros ratones: “Miren compañeros, ¿Por qué seguimos eligiendo un gobierno compuesto por gatos? ¿Por qué no elegimos un gobierno compuesto por ratones? Oh, dijeron: ¡es un COMUNISTA! y lo llevaron a la cárcel.
Pero quiero recordarles que podrán encerrar un ratón o un hombre, pero nunca podrán encerrar una idea.

hfangel1010@yahoo.es