Marco Antonio Valencia Calle
Cada inicio de año escolar los telenoticieros
privados tienen una sección que titulan “los
útiles inútiles”, para ridiculizar a los colegios, que según ellos,
solicitan algo distinto a un cuaderno; burlita que cala hondo en subconsciente
de las mentalidades pobres, y se va armando una seudo-revolución manipulada
para rechazar los útiles escolares en todo el país.
Años atrás le escribí a un Defensor del
Televidente para interceder por la Educación, la Escuela y El Maestro (así, con
mayúsculas). Pero lo único que logré fue que dejaran de publicar el nombre de
la institución y siguieron diciéndole a los padres de familia que pedir un
libro, una escuadra o un rollo de papel higiénico, era una exageración
escandalosa.
En mi carta argumentaba que la escuela debe
movilizar todos los recursos a su alcance para una educación de excelencia; que
la educación, como todas las cosas buenas de la vida es costosa; que para
lograr la motivación y el interés de nuestros niños necesitamos más que un
lapicero y un cuaderno; que se requieren herramientas para investigar,
explorar, experimentar, leer, ver, conocer, manipular, etc.
Todos los países desarrollados comenzaron por
cambiar la educación tradicional y carente de sentido que tenían, y reconocen
que su punto de partida para
diferenciarse de los países pobres, comenzó con más capital y más
recursos para el sector educativo.
Este país necesita que los padres de familia
crean en la educación que tienen, que inviertan sin miedo en ella, que apoyen a
sus hijos, a sus docentes, a sus instituciones educativas, si quieren hacer las
cosas bien. “En comida, en medicinas y en educación” no se puede ser tacaño
enseñaban los abuelos, y eso es más que una verdad.
Salir de la pobreza nunca ha sido fácil, pero
la educación es una alternativa fiable. Y una educación buena que permita
logros efectivos requiere trabajo, inversión y sacrificio.
El mundo de hoy necesita educar a sus nuevas
generaciones en temas de ciencia, emprendimiento, tecnología, informática,
liderazgo, idiomas, artes… y nada de eso es barato, y con teorías y blablablá
no se aprende nada. El padre de familia debe saber que invertir en la educación
de sus hijos es un sacrificio que vale la pena.
A los ricos y poderosos no les conviene un
pueblo mejor educado, y las cadenas de televisión privadas hacen y dicen lo que
piensan los ricos y poderosos. Por eso, su propuesta de ridiculizar a los
colegios es sospechosa, no tiene sentido, no ayudan a construir un país con
gente mejor preparada.
Señores padres de familia: Para lograr la paz,
para lograr la riqueza, este país debe educar nuevas generaciones. No sea
tacaño, no le de miedo, haga lo correcto, invierta en la educación de sus
hijos.