lunes, 21 de enero de 2013

AMOR Y ESPIONAJE EN LA GUERRA DE PUBENZA



amor y espionaje en la guerra de Pubenza

luis jesus solis gomez

     Cuentan las abuelas que contaban las abuelas que les contaron sus abuelas que oyeron decir a sus abuelas que el Cacique Payán tenía tres hijas que se llamaban: Machángara, Samanga y Molanga.

     Dicen las abuelas también que al morir el Cacique Payán en la batalla de Maztales, murió también con él la princesa Molanga peleando cuerpo a cuerpo con sus enemigos,  junto a su padre y a su madre.

     Por su parte Machángara,  adiestrada por el Cacique Yazgüén se introdujo en el campamento español, llamando la atención de uno de sus oficiales que se enamoró de ella y desde entonces Machángara aprovechó esta circunstancia para llevar a los jefes pubenenses los informes que le daba su novio sobre los planes enemigos. Debido a este espionaje amoroso de la princesa Machángara, fracasaron muchos intentos de los españoles por someter a los bravos soldados del ejército pubenés y fueron más las batallas que ganaron los indios durante este periodo entre la llegada del español y la muerte del cacique Yazgüén.
     Un día el enamorado español fue descubierto por lo cual debieron huir ambos.  En la huida fueron alcanzados por los soldados españoles que mataron tanto al oficial como a la heroica princesa.

Del nombre de Machángara se bautizó mucho después el aeropuerto construido sobre un potrero que llevaba ese nombre.

     Por su parte Samanga es mencionada por el historiador Carlos Vergara Cerón, quien dice que esta india sedujo al propio capitán Sebastián de Belalcázar que se casó con ella y luego por insinuación del propio cacique Yazgüén, la princesa traicionó al capitán con el teniente Jorge Robledo, quien debió huir ante la persecución de Belalcázar, quien lo alcanzó y después de un juicio calumnioso lo hizo ejecutar. Esta ejecución le costó a Belalcázar  grandes penalidades que terminaron con su vida en el camino hacia España, cuando iba a ser juzgado por sus crímenes.

     Una vereda de Popayán nos recuerda hoy el nombre de la princesa coqueta.
     Esta historia me la contaron unas abuelas que no me quisieron dar su nombre. Creerla o no creerla es problema del lector, pero para su tranquilidad, los demás datos de este libro sí contienen las respectivas fuentes en su pie de página.

1 comentario:

  1. Y que paso con malanga? A mi me contaron que además las llevaron a España a las tres hermanas, pues eran unas indias bien buenas, como las que quizá existan hoy en Silvia, cauca

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