EL PODER DE LA ORACIÓNPor: Fanny Guzman
Fanny Guzmán |
Había acabado de llegar a los Estados Unidos en
calidad de indocumentada. Fue una época muy tormentosa, de mar grueso.
Mi madre que es una fervorosa creyente me enseñó una oración muy corta donde pedía a Dios que me hiciera invisible por los caminos por donde anduviera sobre todo para que “inmigración” no me detectara. Y efectivamente nunca me detectó. La rutina era de gran envergadura, aunque en esos momentos no lo sabía.
Por 20 años caminé por todos los caminos que no se
alcanzan a imaginar. Esa oracioncita que hacía a diario era más fuerte de lo
que podía pensar. Era un sentimiento más profundo e imperioso. Era
misteriosa, pero ese misterio escapaba a las definiciones y tal vez al lenguaje
mismo. Llegó en el momento oportuno. Fue la prescripción facultativa que
cualquier doctor me hubiera recetado para revivir.
Y aun después de tanto tiempo de no rezarla me ha
quedado un residuo de
invisibilidad que se ha hecho extensivo a casi todos los aspectos de mi vida.
Soy muy cuidadosa en manejar: Nunca he tenido un
accidente, mi carro es amplio y blanco. No obstante está lleno de
golpes, rasguños, rayones, abolladuras hechos por otros carros quienes no me han visto!
Tanto si estoy en circulación como si no lo estoy.
Muchas veces haciendo fila para ser atendida en
oficinas, bancos, almacenes, cuando llaman NEXT ó sea siguiente, la persona que está
detrás de mi atiende el llamado prácticamente ignorándome (soy
invisible).
Cuando reacciono y digo que soy la que sigue dicen que NO ME HABIAN VISTO
Si voy a un concierto, al teatro, al circo… etc., cuando ya estoy sentada en la butaca, tengo que estar atenta porque por lo general alguien viene a sentarse en la mía como si no estuviera, algunas veces he sido lastimada y siempre cuando reclamo dicen no haberme visto.
Cuando me cito con alguien en cualquier lugar, para luego seguir a otra parte, estas personas a veces se paran al lado mío a “esperarme” como si yo no estuviera, cuando les hablo me dicen que no me habían visto.
En la ciudad donde vivo el servicio de recolección de
basuras provee de un gran recipiente de basura para que uno eche ahí lo que
quiera botar. Dos veces por semana pasan recogiéndolo. Han sido múltiples
las veces que el mío no ha sido tocado por ellos, porque curiosamente hasta en
ése “detalle”
se me ha extendido la invisibilidad.
Es un trabajo adicional para mí estar siempre atenta para no pasar desapercibida, para hacerme notar.
Profundizando más en el tema incluso hasta en el amor me convertí en un ser invisible, pues el amor no ha tocado a mi puerta, ha pasado de largo porque no me ha visto.
Tanta oración hecha durante 20 años surtió el efecto deseado y creo que se me ha extendido de por vida. Claro está dentro de ciertos límites, limites que nunca quedaron claros. Es más aquella oracioncita acabó con la quinta y con los mangos!!!!
A pesar de los resultados tan contraproducentes yo no quitaba el dedo del renglón, nunca dejé de hacerla, fue un recurso provinciano, pero FUNCIONO. Las respuestas fueron contundentes.
Ten
cuidado con lo que pides porque
a lo mejor se te concede.
Fanny Flowers
Una vez más
he partido de una experiencia personal y mediante la fantasía añado y agrego
detalles a mi parecer. Recuerden… soy una escritora fantasiosa.
La autora
de esta historia, está muy cerca de publicar su primer libro llamado Las
Fantásticas Historias de una Vendedora de Flores, lleno de personajes
fascinantes, con historias inéditas. Mi magia los está esperando.
Puedo agregar que soy una soñadora, queriéndome abrir un espacio en el difícil mundo de la literatura, también puedo añadir que soy una mujer culta, universitaria, brillante y además sin ningún pudor BONITA!!!
Si vamos un poco más allá trabajadora, sana, libre de drogas, libre de alcohol y libre de complejos y de culpas.
No tendría que escribir estas historias, lo cierto es que están escribiéndose ellas mismas, enseñándome que cada rincón que desempolvo, cada etapa cerrada a la que le abro la puerta para que entre la luz, cada pausa en la que me detengo a contemplar, contribuyen a la que ha sido una búsqueda constante a lo largo de mi vida.
Soy inmigrante, todos los inmigrantes estamos sometidos en mayor o menor grado a cierta idealización de nuestros comienzos en Estados Unidos. Nos mentimos, nos imaginamos, nos soñamos, nos inventamos nuestros recuerdos.
Somos novelistas autores de la única novela en la cual nos reservamos el papel de protagonistas, todos llevamos un admirable e idealizado inmigrante en la memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario